Por que sea cual fuere el resultado de las urnas, es la política el elemento transformador de la realidad que nos es propio. Con debate y compromiso, en absoluta libertad y con todas las garantías. Festejando las victorias y asumiendo las derrotas sin ambages.
El voto no es sólo el ejercicio bianual que nos ofrece la democracia. Es la posibilidad que tenemos para avanzar o retroceder en el camino que transitamos con mucho esfuerzo, tanto en lo personal como en lo colectivo, única manera de de salir del abismo en que nos sumieron años de políticas de exclusión, que sus personeros camuflados bajo siglas en casi permanente cambio, prefieren olvidar.
Ante él, la política del deseo y de la queja (donde tan fácilmente podemos construir excelsos, impolutos e irreales modelos) se transforma en la política real (con sus contradicciones e "incompletitudes") que nos permite defender las conquistas y seguir avanzando, perfeccionar, profundizar.
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